martes, 2 de octubre de 2007

Tlatelolco: aún sigue sucia la plaza


Eran tiempos sacudidos por las ideas que rompían fronteras y daban vuelta al mundo. Pasó en París, pasó en Praga y también en América Latina. Un día como hoy, hace 39 años, los estudiantes de México salieron por las calles de Tlatelolco para contarle al mundo que sus ideas también merecían ser escuchadas. Pero éstos jóvenes no sólo fueron ignorados, sino que también fueron duramente reprimidos.
La Plaza de las Tres Culturas fue el escenario de la mayor matanza de estudiantes que se vivió en la década del '60 en todo el continente. Esta plaza recibe ese nombre porque con sólo mirar la arquitectura del lugar se notan el paso de los años y los cambios culturales: dentro del predio hay contrucciones que sobrevivieron de la época azteca, luego - como siguiendo la línea del tiempo- está la iglesia que fue construida con piedras obtenidas de esos templos aztecas que los conquistadores españoles destrozaron a su paso. No es casualidad que por cada iglesia católica que se construyó, se haya descubierto que había un templo azteca debajo. La tercer cultura que se observa es la que rodea a la plaza: los grandes edificios capitalistas, que son parte de la edad contemporánea.
Esa plaza fue testigo de la masacre de cientos de estudiantes desarmados que fueron encerrados dentro de ella y desde el exterior acribillados por el ejército mexicano. La iglesa, obediente con sus intereses, les cerró la puerta a los jóvenes que desesperados buscaban asilo allí.
Más de 35 años después del hecho, el National Security Archive de la Universidad George Washington publicó documentos de la CIA, el pentágono, el Departamento de Estado, el FBI y la Casa Blanca donde se demostraba que la matanza -por la cual nadie fue juzgado- la planeó el gobierno de México y que la CIA tenía agentes escondidos entre los estudiantes y el pentágono había envíado instructores en "lucha antisubversiva" para proteger los Juegos Olímpicos que se estaban celebrando en ese país.
Eran esos tiempos en que las utopías parecían alcanzables y los estudiantes no sólo se detenían a imaginar un mundo mejor, también luchaban por él. Algo que parece tan lejano... como 39 años atrás.

"La función de la utopía es el fracaso para darle paso a una utopía mejor".
Juan Gelman.

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