lunes, 26 de mayo de 2008

A cinco años de la muerte del maestro Bravo

Página 12
Miércoles 28 de mayo de 2003

Al maestro, con mucho cariño
Por Martín Granovsky


A un gorila como él, la comparación no le hubiera gustado. Pero sí quién la dijo. “¿Sabe?”, preguntó el hombre. “El velatorio de Perón en el Congreso fue impresionante y no se puede comparar con nada, pero después de ése, el de hoy es el más grande que yo recuerdo.” La frase pertenece a un viejo empleado del Parlamento, que ayer parecía tan triste como los mozos del Congreso y las miles de personas que durante dos días despidieron a Alfredo Bravo en el Salón de los Pasos Perdidos.
Todo el lunes, el día que Bravo murió, el desfile fue interminable. Y ayer la gente siguió entrando y saliendo, hasta que en el momento de los discursos se quedó y llegó a cubrir las escalinatas que dan sobre Rivadavia y buena parte de la calle.
Bravo fue funcionario de Raúl Alfonsín. Renunció por la ley de Obediencia Debida. Eran muy amigos. En su discurso, Alfonsín recordó que él mismo denunció el secuestro de Bravo a manos de la dictadura, y que cuando Bravo recuperó la libertad fue primero a la casa del líder radical antes de ir a la suya. Contó que con Bravo compartían asados y “charlas interminables”. Que discutían “para pelearse y volver a amigarse cada vez que se encontraban”.
“Estaba tan convencido de lo que creía que caía en la intolerancia, porque no soportaba la autonomía de los otros, pero igual siempre lograba el apoyo de todos y el acuerdo”, dijo Alfonsín, que remató con una despedida conmovedora: “Estoy seguro de que pronto nos vamos a volver a encontrar para compartir un asado juntos”.
En nombre de la bancada del Partido Justicialista habló el antiguo ferroviario Lorenzo Pepe. “Parafraseando a Balbín, este viejo adversario despide a un amigo”, dijo con la misma frase de Ricardo Balbín en el entierro de Juan Perón.
Laura Bonaparte, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, leyó un texto que se dirigía al “querido compañero socialista, compañero maestro, compañero maestro de la educación laica y gratuita, compañero socialista, senador nacional por elección del pueblo, compañero defensor de los derechos humanos, compañero articulador de diferencias”. Y seguía: “Te elegimos y te nombramos senador nacional, compañero defensor de los derechos de la mujer, compañero luchador contra cansancios, vientos y mareas, compañero doblegador de torturas y torturadores, compañero de ideales llevados a la práctica”.
Bravo murió como diputado, después de pelear en la Justicia desde el 2001 la banca de senador nacional con Gustavo Beliz. La decisión definitiva podría conocerse mañana. Ayer el ex juez Juan Ramos Padilla, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, se quejó de que La Nación no quiso poner “senador electo” en las necrológicas. “Bravo decía la verdad frontalmente, y no le importaba cómo cayese esa verdad”, dijo Ramos Padilla.
Horacio Ravenna, de la APDH, hizo mezclar risas con lágrimas cuando recordó que “los tacheros le gritaban fuerza, profesor, y él replicaba: maestro, maestro de grado”. Ravenna dibujó la imagen de Bravo “con su Taunus amarillo modelo ‘81, su único traje o su guayabera y la carterita siempre en la mano izquierda, con los documentos y los anteojos”. Hugo Yasky, secretario adjunto de la Confederación de Trabajadores de la Educación, habló de la fundación de la CTERA, el 11 de septiembre de 1973, “el golpe contra Allende en Chile, el Día del Maestro acá”. Estuvieron juntos. “Y después, como diputado desde 1991, Alfredo no se equivocó nunca en ninguna votación; votó siempre bien cuando se trataba de la escuela pública y de los trabajadores.”
Bravo tuvo una discusión dura con Elisa Carrió después de que ambos arrancaron con el ARI y terminaron en distintas fórmulas para Presidente. Carrió tuvo un recuerdo familiar, cercano. Y, como Ravenna, arrancó sonrisas cuando contó que un día, en medio del proceso al juez Francisco Trovato, llegaron a un estudio y Bravo empezó a contar a la primera que encontró, mientras esperaban a otra, qué pruebas tenían. “Yo lo pateaba, pero él seguía hablando. Después, al salir, le dije por qué lo pateaba y nos reímos mucho. Eramos el Superagente 86 y Noventa y nueve.” Carrió dijo, con suavidad: “Alfredo está colgado de una estrella. Y nos va a seguir queriendo, y nos va a seguir retando”.
“Es la primera vez que públicamente vengo a despedir a un amigo”, dijo el jefe de Gobierno Aníbal Ibarra. Definió así a Bravo: “Coherente, íntegro, inflexible, protestón, cascarrabias, insobornable, defensor de los derechos humanos, honesto, riverplatense”.
Susana Rinaldi, que podría ser la senadora por la Capital, lo llamó “profesor de tantas conductas de vida” y dijo: “Quizás seas el último rebelde que nos queda”.
“Es al único al que la peor broma la estaba permitida”, dijo Jorge Rivas, del bloque socialista de diputados, y lo describió como “un tipo que no conocía de matices, lo cual era su mayor defecto y su mayor virtud, pero esa falta de grises hacía que Alfredo luchara siempre contra quien había que estar luchando”.
Rubén Giustiniani, secretario general del Partido Socialista, rindió homenaje a Bravo por la unidad del PS, después de 44 años. Lo ubicó “entre nuestras grandes figuras”. Nombró a Juan B. Justo (fundador del PS), a Alfredo Palacios (primer diputado socialista de América), a Alicia Moreau de Justo y a Guillermo Estévez Boero, el líder del socialismo popular muerto hace poco.
Cuando los amigos, los militantes socialistas y uno de sus hijos, Daniel Bravo, bajaban el ataúd por la escalinata del Congreso, un grupo cantó a los gritos, llorando, La Internacional. “Me gustan estos chicos”, dijo una socialista más veterana que ellos. Después, el ataúd quedó bajo un tapiz de claveles rojos.

martes, 25 de marzo de 2008

Masacre de Shaperville: El principio del fin


Si retrocedemos en el tiempo, unos sesenta años atrás, seríamos testigos de una las demostraciones más crueles de racismo: el apartheid. Dentro de los sucesos repudiables que pasaron durante esta época, éste se destaca.
Corría el año 1960 y los pobladores de Shaperville estaban protestando por la suspensión de la ley de pases. Gracias a aquella ley, toda la gente negra debía portar un documento donde se registraba su lugar de residencia y trabajo, cualquier policía podía pedir ese papel en cualquier sitio. El castigo por lo portarlo era la cárcel.
De pronto, en medio de la manifestación, la policía blanca comenzó a tirar a mansalva a los manifestantes, que estaban desarmados. Murieron 69 personas.
Después de esta masacre, la actitud del Congreso Nacional Africano, liderado por Nelson Mandela, dio un giro: dejó de lado la “no violencia” para organizar guerrillas y, aunque sus acciones fueron menores, cuatro años más tarde Mandela fue detenido y condenado a cadena perpetua.
Lo curioso de esta fecha (21 de marzo) es que la ONU la conmemora como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, para rechazar los prejuicios raciales, la intolerancia, la xenofobia y el racismo. Algo de lo que todavía, lamentablemente, seguimos siendo testigos y muchas veces partícipes. Que no quede como una fecha más. Que sirva como ejemplo de lo que no hay que hacer.

sábado, 13 de octubre de 2007

12 de octubre: No hay nada que festejar


Quiero vivir en América
quiero morir en América
quiero ser libre en América
me van a matar en América
El V centenario, no hay nada que festejar
latinoamericano descorazonado
hijo bastardo de colonias asesinas
y cinco siglos no son para fiesta
celebrando la matanza al indígena

Falsos estandartes en las carabelas
cruzando oceanos la decadencia,
y panamerica se viste de fiesta
celebrando la matanza al indigena

No hay nada que festejar

Juventud de América, no debemos festejar
colonia imperialista tenida de sangre
sangre nativa, sangre de la tierra
Donde el indio nació y no pudo conservar
donde el indio murió y creció en sueños de libertad

No hay nada que festejar




V Centenario

Los Fabulosos Cadillacs

Andá a saber a dónde habrás ido a parar…
¿Quién habrá sido tu verdugo?
Por cuántos lugares anduviste antes de morder el polvo
de este suelo por el que luchaste
O sumergido en ese río que tanto amabas,
Que fue escenario de tus mejores historias.
Que muchas veces viste desde arriba, cuando lo sobrevolabas.
¿Habrás recorrido el mismo camino que El Boga en Sudeste?
¿Estarás ahí todavía, en el fondo, escuchándonos?
¿Sabrás que hoy, a más de 31 años de tu desaparición, te seguimos recordando?

martes, 2 de octubre de 2007

Tlatelolco: aún sigue sucia la plaza


Eran tiempos sacudidos por las ideas que rompían fronteras y daban vuelta al mundo. Pasó en París, pasó en Praga y también en América Latina. Un día como hoy, hace 39 años, los estudiantes de México salieron por las calles de Tlatelolco para contarle al mundo que sus ideas también merecían ser escuchadas. Pero éstos jóvenes no sólo fueron ignorados, sino que también fueron duramente reprimidos.
La Plaza de las Tres Culturas fue el escenario de la mayor matanza de estudiantes que se vivió en la década del '60 en todo el continente. Esta plaza recibe ese nombre porque con sólo mirar la arquitectura del lugar se notan el paso de los años y los cambios culturales: dentro del predio hay contrucciones que sobrevivieron de la época azteca, luego - como siguiendo la línea del tiempo- está la iglesia que fue construida con piedras obtenidas de esos templos aztecas que los conquistadores españoles destrozaron a su paso. No es casualidad que por cada iglesia católica que se construyó, se haya descubierto que había un templo azteca debajo. La tercer cultura que se observa es la que rodea a la plaza: los grandes edificios capitalistas, que son parte de la edad contemporánea.
Esa plaza fue testigo de la masacre de cientos de estudiantes desarmados que fueron encerrados dentro de ella y desde el exterior acribillados por el ejército mexicano. La iglesa, obediente con sus intereses, les cerró la puerta a los jóvenes que desesperados buscaban asilo allí.
Más de 35 años después del hecho, el National Security Archive de la Universidad George Washington publicó documentos de la CIA, el pentágono, el Departamento de Estado, el FBI y la Casa Blanca donde se demostraba que la matanza -por la cual nadie fue juzgado- la planeó el gobierno de México y que la CIA tenía agentes escondidos entre los estudiantes y el pentágono había envíado instructores en "lucha antisubversiva" para proteger los Juegos Olímpicos que se estaban celebrando en ese país.
Eran esos tiempos en que las utopías parecían alcanzables y los estudiantes no sólo se detenían a imaginar un mundo mejor, también luchaban por él. Algo que parece tan lejano... como 39 años atrás.

"La función de la utopía es el fracaso para darle paso a una utopía mejor".
Juan Gelman.

martes, 11 de septiembre de 2007

...De lo que fue Santiago ensangrentada


Hoy es un día de esos que se recuerdan muchas cosas. Bueno, en especial siempre hay dos cosas que se explotan al máximo: el atentado a las torres gemelas y el día del maestro. Pero como son dos temas demasiado quemados y que además no me interesan, hoy voy a recordar otro hecho. Siempre que llega esta fecha me acuerdo de Santiago.
De Santiago de Chile, un 11 de septiembre de 1973, tres años después de que el gobierno socialista de Salvador Allende ganó las elecciones. Como se comprobó, Estados Unidos planeó el golpe de estado que irrumpió ese día. Y que fue tan violento. Y que fue tan irreversible.
A las 10.15 Allende, desde la Casa de la Moneda, pronunció su último discurso. Los militares le habían ofrecido sacarlo del país, pero él se negó. Quince minutos después ya fue demasiado tarde: los tanques que rodeaban la Casa de la Moneda abrieron el fuego y los miembros del GAP que estaban dentro respondieron. Luego de más de veinte minutos de balacera, los militares decidieron tomar la Moneda y fue cuando Allende, sin rendirse en ningún momento, tomó su fusil AK-47 – el que le había regalado Fidel Castro- y se suicidó. Murió instantáneamente.
Los diecisiete años que siguieron en Chile fueron el mismísimo infierno. También un 11 de septiembre, también terrorismo, pero de estado.



Santiago de Chile, 11 September 1973, 9:10 A.M.
Amigos míos:
Seguramente esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación.
Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero ... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes,. quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos... porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.


Último discurso de Salvador Allende.

miércoles, 22 de agosto de 2007

35 años de la masacre de Trelew


El 15 de agosto de 1972 miembros de organizaciones guerrilleras como Montoneros, FAR Y ERP que estaban presos en la cárcel de Rawson iniciaron un intento de fuga.
El plan era llegar al aeropuerto de Trelew y abordar un vuelo con destino a Chile que previamente había sido secuestrado por otros guerrilleros. La huída falló y sólo los jefes guerrilleros pudieron escapar: el otro grupo llegó tarde cuando el avión ya había despegado. Así fue que éstos 19 miembros varados en el aeropuerto, luego de pedir garantías por sus vidas frente a las cámaras de televisión y frente a un juez, se entregaron.
Los detenidos fueron trasladados a la Base Aeronaval Zar, cerca de Trelew, y en la madrugada del 22 de agosto fueron acribillados en sus celdas por miembros de la fuerza armada. Tres de ellos sobrevivieron a la balacera, el resto murió.
La masacre de esa madrugada –junto con otros hechos- fueron un anuncio, una muestra de lo que años más tarde sufriría el país. Hoy, exactamente a 35 años, los responsables de éste hecho no sólo siguen libres, sino que cobran pensiones militares, como el principal sospechoso Capitán Luis Emilio Sosa, quien sería el que dio la orden de disparar a mansalva.
La causa por los dieciséis fusilados se reabrió en el 2005 y se busca que el hecho quede como un delito de lesa humanidad.





Los fusilados en la base naval

El 22 de agosto de 1972 fueron fusilados en la Base Almirante Zar Carlos H. Astudillo (28), Alfredo Kohon (27) y María Angélica Sabelli ((23), de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Rubén Bonet (30), Eduardo Capelo (24), Mario Delfino (29), Carlos Del Rey (26), Clarisa Lea Place (24), José Mena (29), Miguel Angel Polti (21), Ana María Villarreal de Santucho (36), Humberto Suárez (26), Humberto Toschi (26) y Jorge Ulla (28), del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Susana Lesgart y Mariano Pujadas, de Montoneros.
Sobrevivieron María Antonia Berger y René Ricardo Haidar, de Montoneros, y Alberto Miguel Camps, de FAR. Los tres figuran como desaparecidos durante la dictadura militar.
Lograron huir a Chile: Roberto Mario Santucho, Marcos Osatinsky, Enrique Gorriarán Merlo, Roberto Quieto, Fernando Vaca Narvaja y Domingo Menna.

Fuente: Clarín